Transcurrían los primeros días del 2016 cuando la Fundación Huinay lanzó una invitación para participar en una expedición científica (HF27) por los canales y fiordos de la Patagonia Chilena. La finalidad principal sería buscar respuestas concretas a la mortalidad masiva de ballenas que ocurrió en la zona norte del Golfo Tres Montes (i.e., Seno Escondido, Seno Newman y Seno Slight). Si bien yo estaba enterado del suceso por los medios masivos de comunicación, la información no era clara respecto a cuál era la magnitud del evento, ni qué tipo de escenario nos ibamos a encontrar. Al llegar al lugar nunca pensé que sería tan interesante hablando desde un punto de vista científico y además emocional. En esta ocasión mi labor como Oceanógrafo sería realizar una caracterización oceanográfica de las propiedades físicas y biogeoquímicas de capa superficial de la columna de agua, midiendo variables como salinidad, temperatura y oxígeno, mediante perfiles continuos realizados con un CTD SeaBird 25, y muestreos discretos de nutrientes (i.e., NO3-, NO2-, PO43- y Si(OH)4) y gases (i.e., N2O, CH4) sobre la capa de mezcla, siendo el regístro de metano muy importante debido a que éste se genera mediante procesos biológicos asociados a la descomposición de los cadáveres de cetáceos. Todas estas muestras serán posteriormente analizadas en el Laboratorio de Biogeoquímica Isotópica de la Universidad de Concepción.
En un comienzo no sabía el grado de importancia del proyecto en el que me estaba involucrando, pero una vez en el lugar pude corroborar con mis propios ojos el por qué de la urgencia de realizar esta expedición. Es impresionante la cantidad de ballenas muertas que se encuentran atrapadas entre los pequeños canales y/o minúsculos islotes característicos del lugar, pero lo más impresionante, es que aún no existe una explicacion clara en determine la ocurrencia de este fenómeno, ni tampoco existe interés gubernamental de apoyar este tipo de expediciones. Recordemos que anteriormente se detectaron aproximadamente 337 ballenas en las distintas zonas de estudio y hasta ahora llevamos ~65 cadaveres, quedándonos muchas estaciones biológicas y oceanográficas por analizar (es probable que el cómputo final sea aún mayor). En mi caso, teniendo una formación oceanográfica principalmente física y biogeoquímica, esta situación es bastante impactante, ya que pasé de estar horas y horas procesando datos en un computador a interactuar con una disciplina de la ciencia para mi desconocida y mucho más complicada… La observación en terreno de cadáveres de cetáceos en descomposición, donde hay que tener “cuero de chancho” como se dice en Chile; que es equivalente a ser fuerte y aguantar con ímpetud el escenario adverso (e.g., muy malos olores, insectos y grasa de ballenas por todos lados), en definitiva un escenario lamentablemente devastador.
Respecto a las mediciones que hemos realizado con el CTD, preeliminarmente podemos mencionar que son notables las temperaturas superficiales que hemos registrado, en algunos casos han sido muy altas teniendo en cuenta la zona donde nos encontramos (~10 °C, Silva et al., 2002). De 16 estaciones realizadas, la menor temperatura superficial se registró en la posición geográfica de 47° 47.701’ S 74° 57.663’ W, con un valor de 15.7 °C y la mayor temperatura en la posición 46° 50.050’ S 74° 35.260’ W, con un valor impresionante de 21.2 °C, ambas en la zona del Seno Escondido. Para explicar esto rápidamente y sin mayor análisis, un oceanógrafo culparía al fenómeno climático y oceánico que estamos viviendo hoy en día, el mayor “El Niño” registrado en la historia, recordemos que este es un fenómeno generado en el Pacífico Ecuatorial, pero que transmite sus consecuencias hacia gran parte del globo terráqueo, entre ellas a la zona del pacífico sur oriental (austral).
La expedición hasta ahora ha sido maravillosa, el clima en esta región es muy cambiante, ya que podemos tener una linda mañana de sol navegando por los canales australes, pero en el transcurso de unas horas se desata una lluvia que en la zona central de Chile (lugar donde vivo) no se ve. Como anécdota puedo contar que tuvimos que realizar una de las más temidas de las estaciones programadas: casi en la mitad del Golfo de Penas!! (47° 1.863’ S 74° 55.952’ W), con un viento constante de 20 nudos y rachas de 30 nudos!!, el movimiento del velero no impidió que pudiésemos realizar nuestro hermoso perfil de CTD a 100 m de profundidad, además del muestreo de gases y nutrientes, muy valioso para nosotros porque son pocos los que se atreven a caracterizar este movido y temido Golfo, acá mayormente conocido como “Golfo del Vómito”.
Aún quedan muchas millas que navegar y muchos perfiles y estaciones que realizar, el ánimo está cada vez mejor, el trabajo grupal es lo mejor de la expedición, todos provenimos de distintas áreas donde nos llenamos y aprendemos un poco de todo, cada uno aportando un granito de arena.
Seba García-loyola